“Latifundio del automóvil”: así llama Greenpeace México al modelo de ciudad que prevalece en nuestro país. Luego de realizar un análisis tanto de las condiciones medio ambientales como de la infraestructura vial en Guadalajara, Puebla, Querétaro, Toluca, Pachuca, Monterrey y Ciudad de México, la organización publicó un Manifiesto de Revolución Urbana en la que destaca la urgencia de tomar acciones contundentes.

De acuerdo a su comunicado, la infraestructura e ideología sobre la que recae el sistema de transporte urbano tiene graves carencias en cuanto a igualdad, previsión y eficiencia, “que se traduce en un desmedido parque vehicular en incremento que reclama más y más calles y avenidas, aumentos alarmantes en los índices de contaminación con afectaciones incontrovertiblemente graves a nuestra salud y, la progresiva deshumanización de la convivencia social”.

16 mil 543 robos en unidades de transporte público, 4 mil 227 muertes, 89 mil 191 personas discapacitadas y heridas debido a accidentes vehiculares ocurridos solamente el año pasado, dejan ver cómo las autoridades han sido omisas al momento de tomar decisiones respecto a cómo se planea la ciudad: mientras que el 30% de la población viaja en automóvil, el 70% restante usa el transporte público hacinado y violento; pese a esto, el 71% del presupuesto para movilidad se invierte en infraestructura destinada automóvil particular de acuerdo al Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo en México.

Por si faltaran razones, los monitoreos que Green Peace realizó de julio a septiembre de 2019 en las ciudades antes mencionadas, los habitantes urbanos todos los días respiramos altas concentraciones de monóxido de carbono, ozono y otras partículas finas que resultan tóxicas para nuestra salud.

“Industrias como la automotriz —con sus inmensas ganancias— han hecho todo para convencernos de que su desarrollo tan provechoso económicamente para sus accionistas nos favorece a todos y todas, pero la verdad es que su desarrollo ha puesto al límite nuestro medio ambiente y nuestra salud. Sus razonamientos disfrazan falsedades evidentes con promesas de progreso social y desarrollo económico. ‘Si gana la industria automotriz, se generan empleos y ganamos todos’ es la premisa que han repetido constantemente y la cual, incluso, ha sido respaldada por la gente en el poder: nada más alejado de la realidad”, sentencian en su Manifiesto.

Durante la presentación del documento, Carlos Samaoya, especialista en movilidad de Greenpeace México, aseguró que estamos viviendo un momento que presenta situaciones no muy lejanas a la segregación racial de Estados Unidos durante el siglo pasado: la prioridad que se lo otorga a la infraestructura urbana destinada al automóvil —un medio de transporte no accesible para todos y contaminante— es parte de una desigualdad severa.

Por estos motivos, la organización propone nuevo puntos estratégicos que la sociedad debería impulsar para obligar a gobiernos y autoridades a que las implementen ante la crisis climática y medio ambiental. Reordenar todas las rutas de transporte público, transformar avenidas principales en calles completas, crear centros de transferencia modal, aumentar la infraestructura ciclista y peatonalizar los centros históricos son algunas de las iniciativas que proponen.