“El Prado es como una ciudad cuyas calles atraviesan el tiempo, atraviesan los siglos y recorren el mundo…”. El escritor, crítico de arte y pintor británico John Berger diría esta frase ya legendaria durante el último homenaje en vida que se le hizo en el Museo Nacional del Prado, en Madrid, España.

La metáfora no podría ser más acertada. El Museo del Prado bien podría ser una ciudad, una urbe habitada por poco más de 8 mil pinturas, 6 mil estampas, 15 mil fotografías, 9 mil dibujos, 39 armaduras, 155 mapas y 900 esculturas. Una ciudad que hoy cumple 200 años de vida.


No hay duda: el Prado es el museo más importante en cuanto a pintura europea se refiere. Su nutrida colección de obras de Goya, el Greco, Velázquez, Tiziano, el Bosco y Rubens atrajo, tan sólo entre enero y octubre de este año, un total de dos millones 680 mil 875 visitantes. En el 2019, casi dos millones 900 mil personas pasearon por sus galerías.

Como muchos lugares de esta naturaleza, el originalmente llamado Museo Real nació debido al deseo de los monarcas por almacenar y exhibir las obras que habían acumulado. El edificio que hoy se conoce como Museo del Prado se construyó por órdenes del conde de Floridablanca, José Morino Redondo, entonces también secretario del rey Carlos III. El arquitecto responsable fue Juan de Villanueva, quien también diseñó el Real Observatorio Astronómico.

El edificio hubiera sido inaugurado antes pero la invasión francesa y la Guerra de Independencia obligó a que este fuera usado como cuarteles de caballería deteriorando así el estado del inmueble. No sería hasta que Fernando VII llegara al trono que se reiniciaría, en 1818, la construcción y recuperación del edificio. El Museo Real de Pinturas se inauguró, por fin, el 19 de noviembre de 1819.

Hoy, para festejar sus dos siglos de vida, El Prado develó la mayor muestra de Goya que haya existido: Solo la voluntad me sobra. La exposición consta de trescientos dibujos del pintor, procedentes de la propia colección del Prado, además de colecciones en todo el mundo, incluyendo colecciones privadas.


El revuelo causado fue tanto que la fiesta se extendió a los terrenos virtuales. Google celebró el 200 aniversario del museo con un doodle interactivo en el que las letras disimuladas de la marca se vuelven una instalación artística, en la que una pintura del viejo edificio inaugurado en 1819.