Andrés Manuel López Obrador tiene buen diente. Cualquiera puede comprobarlo en sus redes sociales. Desde hace 20 años, el tabasqueño se ha dedicado a recorrer el país en campañas presidenciales y no presidenciales. Ya en la silla presidencial, esto no cambia: apenas llega a un nuevo pueblo, el hombre va y busca el plato más tradicional que se le cruce enfrente.

Según ha dicho, la prisa de los traslados lo obliga en muchas ocasiones a comer dentro de la camioneta oficial en turno. Sin embargo, cuando él y su equipo compacto encuentran la oportunidad o cuando el antojo es imposible de evadir, se bajan y corren a sentarse a la mesa que más les convenza o les recomienden.

Fondas de comida corrida, comedores económicos, fogones y comales de barro a un lado del camino, hasta hospitales médicos en los que se improvisa un festín: AMLO va y arrasa con cuanta garnacha le llegue a la mesa.

Incluso cuando sus jornadas discurren dentro de Palacio Nacional, en Ciudad de México, sube videos o fotos en donde se le ve comiendo guisos, caldos, tortillas, todo lo que le parezca bueno.

Dada la tradición política mexicana, en la que la comida presidencial solía ser un signo de opulencia y lujo, es algo digno de ver este cambio: un presidente que le entra con gusto a las carnitas.

En términos de marketing político y si es verdad que somos lo que comemos, los manjares populares que presume Andrés Manuel López Obrador envían un mensaje poderoso: el presidente es pueblo. Pambazos, no balazos.

Estas son sólo algunas de las paradas gastronómicas más memorables que ha hecho AMLO en distintos estados de la República.

▶ Barbacoa de borrego


Barbacoa Santiago. Palmillas, Querétaro

Aunque en todo México se conoce a la barbacoa, este platillo es de uso más frecuente en el centro del país y la zona de la Huasteca de Hidalgo, San Luis Potosí y Veracruz. Todos hemos probado este manjar: carne de chivo o borrego, cocinada por al menos 12 horas bajo tierra, y envuelta de pencas de maguey tatemadas y hojas de plátano. Carne tan suave que parece deshacerse en la boca. La Barbacoa Santiago, según sus visitantes, es de buen sabor y va acompañada de un gran consomé. Su única desventaja: sólo aceptan efectivo.




▶ Birria de chivo tatemado


Birriería La Guadalupe. Coalcomán, Michoacán

Un platillo que siempre ha identificado a la cocina de la sierra michoacana. La birria se hace dentro de hornos —no necesariamente bajo la tierra—, en los que la carne se deja cocinar con leña toda una noche. A la mañana siguiente se sirve en platos para compartir y hacer tacos, o dentro de cuencos con un caldo picoso y humeante.


▶ Pato lechón con arroz y té de jazmín


El Dragón de Mexicali. Mexicali, Baja California

Esta es una receta original de Filipinas. Es bien sabida la influencia oriental en dicha región de México gracias a las migraciones en distintas épocas de la historia. El “pato lechón” consiste en un pato de corta edad, cocinado con vino y agua, así como jengibre, ajo, cebolla, hierba limón y cebollín. Luego se salpimenta y se le agrega salsa de soya y especias, para luego rostizarlo.

▶ Tejate


Hospital rural. Tlacolula, Oaxaca

Se trata de una receta prehispánica que sólo existe en este estado del sur de México. El tejate es una bebida fresca que se prepara con una base de maíz, cacao, flores del mismo árbol y miel de agave o de azúcar morena. Su preparación es indisociable de una gran cazuela de barro verde, dentro de la que se baten todos los ingredientes a mano, a los que se agrega agua y un toque final de dulce, directamente en el vaso de quien lo toma.


▶ Mole de panza


Restaurante La Lupita. Izúcar de Matamoros, Puebla

AMLO describió a esta receta, que en otras partes del país se conoce como mondongo o pancita, como “lo que le sigue de rico, de suculento”. Su preparación es sencilla pero su sabor único gracias al ingrediente protagonista: la panza de res. Para hacerla se mezclan la carne bien lavada, junto con una pasta de chiles y jitomates; el platillo se lleva a otro nivel cuando se hierve con caldo de pollo sazonado. En el video que el presidente subió, la mujer que lo atiende hace tortillas en el momento. Seguro fue un manjar.


▶ Frijol con puerco


Fonda La Popular. San Juan El Alto, Jalapa, Tabasco

López Obrador iba camino a la Selva Lacandona, en Chiapas, cuando se encontró con un lugar en Tabasco donde venden un platillo común en esa zona y la Península de Yucatán: el frijol con puerco. Esta comida es una variación de una plato caldoso de frijoles, al que se le adicionan carne de puerco, epazote, cebolla fileteada y una salsa especial, llamada chiltomate, que se hace con chile habanero y tomates verdes tatemados. En la fonda La Popular, los lugareños saben que el frijol con puerco va acompañado de unas tortillas gruesas, muy icónicas del sitio.


▶ Chilaquiles con frijoles y jugo de toronja


Palacio Nacional, Ciudad de México

Nada más representativo de la capital del país que un desayuno con chilaquiles. Este platillo, casero pero tan socorrido en restaurantes —especialmente en fines de semana, cuando muchos resienten los estragos de la resaca—, consiste en una receta que parte de una base sencilla: totopos cubiertos con salsa de jitomate o tomate verde. Pueden ser picosos o no, pero siempre son deliciosos.

En el caso de los que AMLO y Ricardo Monreal desayunaron en Palacio Nacional, estaban acompañados de frijoles refritos —una guarnición bastante popular para este desayuno— y jugo de toronja: el presidente insiste en que come saludable, por recomendación de su cardiólogo.


▶ Burritos de frijol y carne


Bermejillo, Durango

Tal como ocurrió en el caso de López Obrador, quien asegura que llegó al local de Carmen porque no le dio tiempo de pasar a un “restorán”, los burritos norteños son salvadores en cualquier comida improvisada. Aparte, según cuentan en el norte, los de Chihuahua son particularmente buenos.

Según los expertos en este platillo, consumido sobre todo en el desayuno, el secreto está en la tortilla de harina: debe hacerse delgada, saber a mantequilla y resistir el peso de al menos 200 gramos de guisado. Los hay de frijol y carne deshebrada, que son los más conocidos, pero también se elaboran con queso menonita, guacamole y hasta barbacoa.



▶ Mango Turu


Tamazunchale, San Luis Potosí

A orilla de carretera, López Obrador sostiene un vaso de unicel con cuadros de mango maduro. Le revolotean abejas alrededor. Lo que está a punto de comerse cuando vuelva a la camioneta, según cuenta, es un mango especial de San Luis Potosí que llaman “Turu”.

Según su explicación, le pusieron ese nombre porque un japonés que vivió en Ciudad Valles hizo un injerto entre dos tipos de mangos. La gente también lo llama “agosteño”, porque se da mejor en ese mes, y lo que lo caracteriza es que se trata de un fruto más grande y duro, de carne jugosa, que se asemeja en sabor al mango de Manila.


▶ Quesadillas de barbacoa y queso


Temascaltepec, Estado de México

Por todos es bien conocido que en el Estado de México hay toda una escuela de barbacoa. Temascaltepec, junto con Capulhuac, son dos de sus capitales. Anualmente hacen torneos para decidir qué familia hace la mejor, o la más tradicional. AMLO fue a comer a un buen sitio, sin duda.

Las quesadillas de barbacoa con queso —y a veces con frijoles— son una variación de la receta tradicional. Más bien, se les sirve como acompañamiento de un plato abundante de carne deshebrada, con su tradicional consomé y cebolla picada al lado. No obstante, que sean acompañantes no significa que sean menos ricas. Al contrario. La combinación de la grasa de la carne con la del queso las hace exquisitas.




▶ Agua de coco


Tecomán, Colima

AMLO se empina un coco recién abierto con un machete, a orilla de carretera, y asegura que le recuerda a los que ha tomado en otros sitios tropicales, o con playa, de México. Él dice que todos les saben igual, por ser cocos. Pero se equivoca. El suelo y la calidad del agua del sitio donde crece una palmera cocotera define, por mucho, el sabor del fruto lleno de agua. Tecomán goza de buena fama por sus cocos. Y el presidente tiene razón cuando dice que son refrescantes y deliciosos.