La Paz.- Entre gritos de “asesinos”, la Policía de Bolivia dispersó este jueves con gases lacrimógenos una multitudinaria marcha que partió del El Alto, con los féretros de varios de los civiles asesinados el pasado martes durante la toma de la planta de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en Senkata y llegó a La Paz la tarde de este jueves en demanda de justicia para las víctimas y la renuncia de la presidenta interina Jeanine Áñez.

El diario local El Deber reporta que los incidentes comenzaron cuando los manifestantes colocaron uno de los féretros sobre una tanqueta, una persona se subió y ondeó una wiphala, ocasionando la reacción de los los efectivos.

La movilización que partió en horas de la mañana de Senkata, arribó a la céntrica plaza paceña de San Francisco con los ataúdes de los fallecidos pasadas las 14:00 horas, aunque un grupo siguió avanzando hasta el Obelisco, donde había un fuerte resguardo militar y policial, punto en el que iniciaron los enfrentamientos.
Durante el avance de la multitud se escucharon consignas contra la jefa del Ejecutivo: “Añez se va, la paz volverá”, “Añez asesina, queremos tu cabeza”, reportó Página Siete.

Varios de los participantes declararon a la agencia Efe que se sentían “tratados como perros”, tras haber desarrollado “pacíficamente” su protesta para denunciar la intervención militar y policial del martes en El Alto, que dejó un saldo de ocho civiles muertos por herida de bala.

La multitud se había detenido en una avenida junto a la plaza Murillo, cuando los agentes de la policía boliviana comenzaron a lanzar gases y los manifestantes se dispersaron por calles adyacentes.
Un grupo de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP), especializada en disturbios, intervino en motocicletas.

“Hemos sido matados y ahora somos gasificados”, gritó una mujer ante la represión policial.

Algunos de los féretros fueron bajados al suelo en plena calle por los manifestantes, tras haber acompañado a los vehículos que los traían de El Alto, mientras pedían ayuda para atender a gente afectada por los gases.

El Alto es foco de protestas contra el gobierno interino de Bolivia, que asumió el poder tras la renuncia de Evo Morales a la presidencia, el pasado 10 de noviembre, y que califica las manifestaciones de actos de “terrorismo”, además de asegurar que en las acciones de respuesta no se ha disparado ni una bala por parte de los militares.

Foto: @LaRazon_Bolivia
La Defensoría del Pueblo confirmó este día que los ocho civiles fallecidos recibieron impactos de proyectiles de armas de fuego, cuya autoría aún se investiga. El gobierno de Áñez aseguró que los disparos no fueron disparados por los militares, pero aún no hay una versión oficial sobre los autores.

El operativo militar y policial escoltaba un convoy de camiones cisterna desde la refinería de una empresa estatal a La Paz, donde escasean y están racionados combustibles como el gas y la gasolina.

Con los ocho fallecidos en El Alto, la cifra de muertos desde que estalló la crisis en Bolivia tras las fallidas elecciones del pasado 20 de octubre subió a 32.

El país está sumido en uno de los conflictos más graves de su historia reciente, desde que el día después de los comicios comenzaran las denuncias de fraude para favorecer a Evo Morales, quien fue proclamado vencedor para un cuarto mandato consecutivo por la autoridad electoral.

El 10 de noviembre la Organización de Estados Americanos (OEA) advirtió en un informe graves irregularidades en los comicios y horas después Morales anunció su renuncia tras casi 14 años en el poder, forzado por las Fuerzas Armadas, para al día siguiente salir hacia México, donde está asilado. Esta dimisión ha sido calificada de “golpe de Estado” por varios gobiernos y políticos latinoamericanos, mientras que otros más han reconocido el mandato interino de la senadora de oposición Jeanine Áñez.

(Con información de Efe)