Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) crearon una mascarilla nasal para disminuir los contagios por COVID-19 al realizar actividades cotidianas que requieren su retiro, como comer, beber o las consultas odontológicas.

Gustavo Acosta Altamirano, científico de la Escuela Superior de Medicina (ESM) y coordinador del proyecto, dijo que el desarrollo de la mascarilla nasal Mask Eating surgió como una necesidad de contar con mayores elementos de protección sanitaria.

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Para lograr que la mascarilla nasal sea una barrera efectiva, los investigadores tomaron en cuenta el tamaño de los aerosoles (menores a 5 micras). Posteriormente evaluó diversos materiales hasta encontrar la materia prima óptima para su confección, la cual se realizó bajo estrictos estándares de calidad.

El científico dijo que la mascarilla nasal constituirá una importante aportación para reducir la diseminación del coronavirus, cuyas variantes genéticas tienen la particularidad de transformarlo en un agente más contagioso.

“De esa forma, se podrá contar con mayor protección, sobre todo cuando es difícil mantener sana distancia”, señaló el investigador.

LA MASCARILLA NASAL YA ESTÁ PATENTADA

La mascarilla nasal se adapta fácilmente a la anatomía de todas las personas y puede colocarse abajo del cubrebocas. Por esta aportación, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) otorgó a los investigadores el registro como Modelo de Utilidad con el expediente MX/E/2021/010797.

Actualmente los investigadores están en pláticas con una empresa, que se encargará de fabricar la mascarilla, para ponerla en breve al alcance de la sociedad.

En el proyecto también participaron los investigadores Eleazar Lara Padilla, de la ESM; Ana María González Farías y Guadalupe Sepúlveda Vázquez, del Hospital Regional de Alta Especialidad Ixtapaluca; así como las pasantes de medicina de la Facultad de Estudios Superiores Zaragoza, de la UNAM, Thalía Fernanda Camarillo González y Valeria Juárez García.